Pudo ser una tragedia de consecuencias incalculables. Uno de los bomberos sufrió lesiones de consideración y fue internado.
Por algunas horas la ciudad capital contuvo la respiración ante la posibilidad de que el fuego provocado por el descuido de uno de los habitantes del asentamiento irregular, se extendiera. Un bombero sufrió lesiones y los vecinos más próximos al foco fueron evacuados. Afortunadamente el avance de las llamas fue controlado, volviendo a quedar al desnudo el desmonte feroz del bosque para la instalación de casillas precarias y el riesgo latente de un desastre.
El día 15 de noviembre en horas del mediodía, los vecinos de Ushuaia se sobresaltaron ante el desplazamiento constante de unidades bomberiles, policiales y sanitarias que con sus sirenas activadas y velozmente se dirigían al sector alto del asentamiento poblacional Dos Banderas. Una columna de humo de grandes dimensiones se elevaba al cielo y podía ser vista a gran distancia, provocando temor. Es que Tierra del Fuego registra antecedentes de incendios forestales que se extendieron por semanas, se tornaron incontrolables y arrasaron con todo lo que encontraron a su paso – flora y fauna – como fue por ejemplo el del año 1977, a la vera de la Ruta Nacional Nro. 3, en la zona de Lago Escondido. En el caso de los asentamientos enclavados en la montaña y el bosque que bordea a la ciudad en la parte alta, en espacios que con el correr de las décadas fue y sigue siendo ocupado por intrusos que han instalado desde rudimentarias casillas hasta grandes mansiones, el riesgo de incendios está siempre latente. La situación se complica aún más por las características intrincadas del terreno, que torna en algunos puntos imposible el acceso de las unidades bomberiles; también la existencia de árboles secos, por haber sido talados o caídos, de alta combustibilidad, y la incidencia eventual del viento.
En el hecho puntual ocurrido el martes último, el fuego se produjo en la zona del cerro Cortez, frente a uno de los merenderos del asentamiento, en donde las llamas aparecían muy cerca de una vivienda y se avivaban con rapidez por la existencia de arbustos y raíces secas. Las fuertes ráfagas de viento que azotaban la ciudad en ese momento hacían temer a los bomberos de los distintos cuarteles que acudieron al lugar, que la situación se pudiera tornar incontrolable.
El personal policial de la Comisaría 5ta., en tanto, iba puerta por puerta alertando a los ocupantes de las casillas próximas, acerca de lo que estaba ocurriendo, instándolos a evacuar el sector.
En medio de la ardua tarea bomberil, Franco Holzmann, bombero del Cuartel Zona Norte, sufrió lesiones de consideración al precipitarse un tronco sobre su espalda. Inmediatamente fue asistido por sus propios compañeros, mientras se aguardaba la llegada de una ambulancia con personal sanitario que después de brindarle los primeros auxilios, dispuso su traslado al hospital.
Cabe destacarse que la tarea de extinción se complicó todavía más para los bomberos cuando los vecinos se internaron en el bosque ardiente, por lo que debieron solicitar la colaboración de la Policía para retirarlos y evitar así que resultaran afectados por el fuego y el humo.
Luego de un complejo y prolongado trabajo, los bomberos lograron con alivio extinguir los últimos vestigios del incendio, comenzando la labor de investigación para determinar cómo comenzó semejante desastre. Al cabo de algunos minutos una de las personas presentes en el lugar, quien se identificó como Juan Carlos Gracia, de 23 años de edad, admitió espontáneamente haber dejado encendido un tacho con basura, retirándose sin apagarlo correctamente “porque estaba apurado, llegaba tarde al trabajo”.
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