Vecina del Dos Banderas denuncia hostigamiento de policías okupas

Vecina del Dos Banderas denuncia hostigamiento de policías okupas

VECINA DENUNCIA PERSECUCION DE PERSONAL POLICIAL QUE INTRUSA TERRENOS EN EL ASENTAMIENTO.

La mujer, oriunda del Chaco y residente desde hace 14 años en Ushuaia, desnuda la conflictiva realidad social del lugar y confía en que “la Municipalidad ordene de una buena vez el sector para que se pueda vivir en paz”.

Beatriz Gómez llegó a Ushuaia hace 14 años de su Chaco natal y durante muchos años alquiló una casita en la calle Ruiz Galán, hasta que la despidieron de la confitería en que trabajaba. Y aunque la propietaria, una mujer chilena bastante paciente, le permitió quedarse un tiempo más hasta que consiguiera trabajo, con tres meses de deuda acumulada, decidió con su pareja intrusar un espacio de tierra en el asentamiento Dos Banderas.
Si bien Beatriz dice que cuando llegó se enamoró de la belleza y de la tranquilidad de Ushuaia, desde hace un tiempo que vive muy preocupada.
“El lugar en el que vivo es hermoso por la naturaleza pero lamentablemente no en lo referido al aspecto humano. Hay mucha división, envidia, agresión y chusmerío. Inclusive hubo vecinas que en un momento me denunciaron y le tomaron fotos a mi casa, acusándome falsamente de que yo estaba haciendo una nueva construcción. Eso no es cierto. Intenté hacer un canil para alojar perros en tránsito, porque colaboro con A.A.R.A.F, pero también desistí de seguir adelante por todos los obstáculos que hay. Lo irónico es que esas mismas vecinas que pregonan que no hay que dejar que se metan más familias por otro lado, se apropian de lo de otras personas. Así pasó con el terreno de un vecino que se llamaba Néstor Rodriguez, que vivía en la casa 158, conocido como “Jacuzzi” que falleció en un incendio. El era muy colaborador, muy respetuoso y apreciado por todos. El vivía en la calle 5 Hermanos, una calle que hicimos a pulmón dos personas, mi pareja, un vecino viejito y yo. Gracias a una nota que presenté en Servicios Públicos, cuando estaba el señor Videla, después de Moreira, logré que la Municipalidad mejorara la calle. Por eso en su momento recibí amenazas de muchos vecinos que no querían que el Municipio entrara al barrio.
Cuando Néstor falleció decidimos todos hacer un pulmón verde y poner una plaza en el terreno en que él vivió, pero después la mujer que compró la casa 201, Patricia, cortó el alambrado y se apropió con el apoyo de la vecina de la casa 96, conocida como “la paraguaya”, del terreno del fallecido. Inclusive ya habíamos acordado con la Secretaria de Políticas Sociales, Sanitarias y Derechos Humanos, Malena Yuqueri Teszkiewicz, hacer una plaza y ella se comprometió a colaborar con algunos bancos. Damián de Marco, el secretario de Medio Ambiente también hizo una reunión con Patricia y con Danilo Chamorro, amigo de Néstor, para que hubiera un lugar en donde se lo pudiera recordar con una flor o una vela, pero de un día para el otro esta mujer se apropió de esa tierra y dijo que “la había comprado”. Como ella vivía al lado de la casa del muerto, extendió su propiedad y nos quedamos sin plaza.
Para colmo después todo empeoró cuando llegó un policía a vivir ahí. Un hombre solo, sin familia, que solo trajo más desunión y división entre los vecinos que ya estábamos en ese sector”.

¿Cómo se llama ese policía que fue a intrusar al Dos Banderas?

“Ese policía se llama Miguel Ramos. Y aunque parezca increíble un día apareció instalado en la casa 62 diciendo que la había comprado y cercó unos 50 por 50 metros de tierra. Esa casa está precisamente enfrente, del otro lado de la calle de donde murió “Jacuzzi”. A él tuve que denunciarlo en su momento porque tenía un perro afuera de su casa de día y de noche, con lluvia, frío y bajo las nevadas. El animal lloraba y lloraba pero él lo tenía atado, completamente indiferente. Cuando le reclamé como vecina que tuviera compasión por el pobre perro me contestó de muy mala manera, amenazante, así que no me quedó más remedio que denunciarlo. Después de eso no vi más al perro, no sé que habrá hecho con él. A partir de ahí este policía comenzó una persecución y una campaña de difamación constante hacia mí. El siempre llega manejando un patrullero de la Comisaría 5ta y se muestra provocador. En vez de ser una persona conciliadora y pacificadora por su función de policía, no, por el contrario, es muy agresivo. El promueve la división entre vecinos, se juntaba con un grupo a tomar, se mostraba descamisado, bebiendo cerveza del pico como si nada, en vez de dar el ejemplo. En su momento yo le pedí al antiguo jefe de la Comisaría, el Crio. Peric que por favor interviniera y entonces paró un poco. Es más, en una ocasión hubo una discusión fuerte entre un vecino mío muy viejito con otro vecino y en eso llegó Ramos. El policía casi le quiebra el brazo a este señor mayor, de manera muy abusiva, sin ninguna necesidad. Conmigo también ejerce hostigamiento porque manda a que otros policías vayan a mi casa por cualquier motivo. Algunas veces dicen que es porque tengo la música fuerte, otras porque ladra el perro, porque supuestamente quemo basura o porque entro materiales, de lo cual nada es cierto. Es más, en una ocasión fue una mujer policía que me dijo que la disculpara, que la habían mandado… pero era el Día de la Madre. Yo estaba afuera en el patio con mis familiares y amigos disfrutando del día pero eso ya nos amargó a todos… Para colmo, se puso de acuerdo con otro policía para hacerme la vida imposible ”.

¿Quién es ese otro policía?

“Se llama Matías Zanacatto y es un policía al que le hice el favor de dejarlo vivir dos o tres meses en el fondo de mi casa, a pedido del jefe de mi pareja, que es su hermano. A mí eso me condicionaba mucho y no pude decirle que no. Pero después de que él se instaló trajo a vivir a su novia y como se peleaban de una manera bestial, les pedí que por favor se fueran. Lo hizo finalmente pero se fue muy enojado y hasta el día de hoy en donde me lo encuentro en la calle me hace gestos y me provoca. Es más, en una ocasión estaba haciendo él un control de tránsito con otros policías en la avenida ARA San Juan y yo estaba quinta en la fila… y a la única que paró fue a mí. Yo tenía toda la documentación en regla, pero fue muy obvio su proceder.
Lo concreto es que los dos me hacen la vida imposible, es muy difícil vivir así. Y no son los únicos policías que han usurpado tierras en los asentamientos. Ellos se imponen porque cuando alguien quiere denunciar algo enseguida se ponen de acuerdo entre camaradas”.

¿Usted denunció esta situación que está viviendo?

“No. No por lo que ya dije. Es muy difícil que en la Comisaría tomen la denuncia y cuando he consultado, me dicen “es muy complicado… son policías”. Pero alguien tiene que hacer algo porque así no se puede vivir en paz. ¿Con qué cara los policías que están usurpando nos van a venir a decir a los demás, que estamos en la misma situación, cómo tienen que ser las cosas?. ¡Si ellos mismos viven ahí y son tan usurpadores como nosotros!”.

Como vecina del asentamiento y ante los constantes problemas sociales que existen ¿cuál cree que sería la solución al grave problema existente?

“Creo que todo este tipo de cuestiones, de enfrentamientos entre vecinos, de atropellos se solucionaría si la Municipalidad se decidiera a poner orden en el lugar. Que de una buena vez diga “a usted le corresponde este espacio de 20 por 20”, o “a usted le corresponde quedarse” o “usted se tiene que ir”. Es la Municipalidad la que alguna vez tiene que proceder como corresponde para que las cosas se ordenen y se pueda vivir de otra manera”.


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