“Además de una enfermedad terminal, padezco la insensibilidad de este Gobierno”

“Además de una enfermedad terminal, padezco la insensibilidad de este Gobierno”

Desesperado reclamo de una afiliada de OSEF

 

Corina Tejerina es una antigua pobladora jubilada que se desempeñó muchos años como empleada pública en Ushuaia. Hoy está aquejada por una severa enfermedad pulmonar y necesita que su obra social le alquile un aparato que le permita una mejor calidad de vida. “La vicegobernadora Mónica Urquiza sabe de mi situación y de mis repetidos reclamos ante OSEF, pero sigo sin ninguna respuesta. Sé que me voy a morir. Estoy aceptando con dignidad y resignación mi destino, pero lo que no puedo aceptar es el abandono de persona. Aún estoy viva”.

 

Como si el 2020 no fuera un año oscuro por la pandemia que nos atraviesa a todos, para Corina fue todavía peor: a poco de comenzar le diagnosticaron una enfermedad que puso rígidos sus pulmones y comenzó a causarle una suerte de sensación de asfixia progresiva que la llevó depender de algunos aparatos de asistencia ventilatoria, además de una profusa medicación en la que los broncodilatadores son esenciales.

“Tengo una enfermedad terminal que se llama fibrosis pulmonar,  – comenzó relatando Corina Beatriz Tejerina a Diario Prensa Libre – en marzo me dieron el diagnóstico y desde mayo que soy oxígeno dependiente”.

A partir de allí y ante la gravedad del cuadro, según se lo explicó su neumonólogo, el Dr. Jorge Pablo Sap, ella recurrió a su obra social OSEF – Obra Social del Estado Fueguino –  para poder acceder a algunos elementos indispensables para sobrellevar la patología: “Tramitar todo ante OSEF fue desgastante. Cuando al fin conseguí que me trajeran el concentrador de oxígeno y un tubo por la dudas que se cortara el suministro de energía eléctrico, omitieron proveerme del concentrador portátil, que es lo que estoy necesitando desesperadamente.  Lo concreto es que dependo completamente del suministro de oxígeno. Vivo atada las 24 horas a un aparato que está fijo en mi casa y hasta me baño con la cánula puesta. El problema es que si debo salir para ir al médico o a hacerme algún estudio me debo conectar a un aparato transportable”.

Sobre las características del elemento que requiere y la importancia que tiene para  su calidad de vida, Corina explica que “el concentrador portátil es indispensable para poder ir a las consultas médicas, o a realizar estudios de seguimiento de mi enfermedad. Debido a que el mal que me aqueja está avanzando día a día y ante la necesidad de tener que hacerme radiografías y tomografías,  tuve que pedirle prestado el aparato a una señora que es afiliada del PAMI, que lo tiene provisto por su obra social, y que de buena voluntad me lo facilita. La semana pasada tuve una urgencia médica y mis hijas debieron ir a la casa de ella a pedírselo pero debido a que estaba sin batería tuvieron que llevarme como pudieron a la clínica en donde estuve internada por unas horas con un cuadro de divertículos.   El concentrador de oxígeno portátil funciona a baterías, tiene una duración limitada que depende del equipo, pero es aproximadamente de 2 horas. El que me prestan es viejo y dura solo media hora, así que llevamos siempre un enchufe para conectarlo a una fuente de electricidad.  Cuando tengo que ir al médico es todo un procedimiento.  Mi hija pasa a buscar el aparato que me prestan, después me busca a mí, yo me desconecto del dispositivo fijo que está en casa y automáticamente me conecto al portátil”.

Consultada por las tramitaciones que ha debido realizar para acceder al dispositivo, la entrevistada relató que “después de cumplimentar todos los requerimientos que me plantearon en la obra social y de insistir muchas veces, hasta el día de hoy no hubo una  respuesta. Inclusive el Dr. Sap lo volvió a pedir tres  veces pero tampoco pasó nada. De esto también tiene conocimiento la vicegobernadora Mónica Urquiza porque una amiga en común la contactó.   Si bien su secretaria llamó a mi hija hace 10 días pidiéndole toda la documentación, cuando la llamó hace un par de días para preguntarle si tenía alguna novedad, increíblemente le respondió que ella creía que el tema ya estaba solucionado porque la señora Urquiza le había dicho que iba a llamar personalmente… cosa que al parecer no ocurrió”.

Muy afligida y sientiéndose destratada por la obra social a la que aportó durante toda su vida laboral, Corina se refirió también a las dificultades que se le presentaron cuando el personal del organismo le pidió que gestionara un certificado de discapacidad pulmonar: “Mi hija fue a la Dirección de Discapacidad y allí se indignaron con la gente de OSEF. Ellos en una semana me sacaron la nueva discapacidad motriz y la discapacidad pulmonar y me hicieron la junta médica por video conferencia”.

Otro problema más para ella fue la necesidad de contar con la atención de un kinesiólogo, que debe abonar de manera particular ante la falta de respuesta de OSEF: “Sin fisioterapia mis pulmones se llenan de mucosidad y pierdo más capacidad de oxigenar.  Como los kinesiólogos prestatarios de OSEF no quisieron venir a atenderme porque no les pagan sus servicios, debí recurrir a un profesional particular que viene a mi casa día por medio y que me cobra $6.500 cada 10 sesiones.  De eso la obra social solo me reconoce una parte pese a que por mi discapacidad deberían cubrirme el 100%. Pero no importa.  Yo lo abono porque lo necesito, pero no puedo también cubrir el aparato portátil para poder respirar”.

Pese a la crítica situación en la que se encuentra, Corina, que hoy tiene 68 años de edad, manifestó que “no estoy pidiendo un artefacto nuevo. No pretendo que la obra social lo adquiera sino que lo alquile. Mi hija se comunicó varias veces con la empresa que presta ese servicio y una y otra vez le responden que se les debe mucho dinero y que no pueden seguir trabajando sin cobrar. Es más, no soy solo yo la que está necesitando de este tipo de dispositivo, sé que hay al menos tres o cuatro personas más que están en la misma situación. En mi caso sé que voy a morir pronto.  ¡Pero no puedo morir porque OSEF no le paga a la empresa Air Liquid!”.

Finalmente, Corina finalizó diciendo: “Yo estoy aceptando con dignidad y resignación mi destino, lo que no puedo aceptar es el abandono de persona. Aún estoy viva.  Y aunque estoy haciendo todos los trámites para dejar ordenadas mis cosas y no complicar a mis hijos con sucesiones, sigo luchando.  Me gustaría que se sepa mi historia porque como dije no soy la única que está sufriendo este tipo de problema.  Hay muchas personas que de una u otra manera también están padeciendo la insensibilidad de este Gobierno, a través de nuestra Caja de Jubilaciones o de la obra social”.


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