Boca y corazón

Boca y corazón

Boca y corazón

Emi es un hombre que sueña, pero de los que hacen de todo para concretar esos sueños.
Emi es un ser que construye de manera colectiva, que decide y vive de manera colectiva. Pero no de pico, o porque esté de moda decirlo, sino porque Emi vive como dice y piensa. Es, como quien dice, coherente.
Soñó, construyó junto con otros y hoy tiene este inmenso reconocimiento por parte de la Legislatura de la provincia de Tierra del Fuego; y si bien éste es un sueño que construyeron muchos, yo puedo dar fe de su parte en esta historia.
Dormir poco, correr mucho; hablar 453 veces por día con alguien por teléfono. Tener que enojarse para que algunas cosas salgan. Tener que abrazar y contener cuando alguien se siente derrotado.
La Peña de Boca, gestó un club de fútbol que hoy tiene muchas categorías. Así que lo vi aprender de formularios nuevos, de charlas con idiomas que sí conocía porque viene del club. Pero otros idiomas nuevos también.
Lo vi comprar medias, camisetas y diseñar logos. Armar una asociación civil. Romper las bolas para que todo sea muy prolijo. Recorrer cada escuela, cada gimnasio, buscando un techo para que sus niños entrenen. Lo vi becando a quien lo necesita. Lo vi. Estuve al lado suyo, justo al lado.
Lo vi hacerse mala sangre porque un pibe no fue a la cancha porque no tenía cómo, subirse al auto e ir a buscarlo aunque el auto no llegue por la nieve. Lo vi llorar de alegría y de impotencia. Resolver 700 quilombos por semana. Lo vi sacando fotos. Lo vi organizando la caravana de bosteros más imporante de Ushuaia, no una, sino dos veces.
¿Cuál es el rédito? Económico no es, les cuento. El rédito es saber que Boca llegó al fin del mundo, es ver a esos pibes con los colores que él ama jugando en una cancha, es el apoyo de las familias en momentos difíciles, es la organización popular para poder conseguir una combi que los lleve a jugar un poco más lejos por primera vez.
El rédito es el «¡gracias, Tano!» que recibe cada vez que alguien de Ushuaia pudo entrar por primera vez a La Bombonera y compartir un abrazo emocionado juntos. Un gracias de los enfermeros a los que en plena pandemia les acercó una mano en su día; de quienes recibieron la sangre que en una campaña se logró donar; de quienes recibieron un plato de comida caliente en medio del dolor o un chiche en el Día del Niño.
Yo lo vi. Lo viví a su lado. Y junto a él, todos quienes son parte de esto.
Hoy quiero felicitarte a vos, que dejaste la vida por tus colores, porque solo así sabes vivir, solo así sabes respirar y que seas tan leal y noble.
¡Te admiro, Emi!
¡Felicidades, Tano! Y en tu nombre, a toda La Peña y el queridísimo Boca Ushuaia.

Edición:
Diario Prensa
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y toda Tierra del Fuego.

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