“El viernes mi hija hubiera cumplido 27 años”

“El viernes mi hija hubiera cumplido 27 años”

El dolor de Violeta Castro, madre de Iara Babi y de su esposo.

La madre de la joven de 26 años fallecida, conmovida, afirmó despues de la primer jornada de juicio, que “recién hace dos semanas, a 11 meses de su muerte, encaramos la colocación de una placa en su tumba. Ni siquiera nos dimos con mi marido el tiempo para desahogarnos porque tenemos que cuidar a su hijo, nuestro nieto”.

“El viernes mi hija hubiera cumplido 27 años”

Tratando de no derrumbarse, en su butaca del edificio judicial en donde comenzó ayer la primera jornada del debate en el que se juzga el accionar del amigo de su hija, que hace casi un año atrás la condujo a la muerte, Violeta Castro accedió a hacer declaraciones para Diario Prensa Libre. Apuntalada por integrantes de organizaciones como “Estrellas Amarillas” y “Familiares Víctimas de la Impunidad en Tierra del Fuego”, Violeta reveló: “Estos son días muy difíciles. Además del juicio, el próximo viernes mi hija hubiera cumplido 27 años…”.
Sobre la relación que unía a Rodrigo Flores Talquenca con Iara, la señora Castro sostuvo: “Ellos se conocían hace muchísimos años pero hace un mes que se estaban frecuentando. Eran solo conocidos porque hacía años que no se veían. Salían muy de vez en cuando. Ella era muy selectiva con sus amistades. Siempre se reunía con un grupo de chicas de su escuela secundaria, el Colegio Monseñor Aleman, para tomar algo. Y también se reunía con las chicas del Club Las Aguilas aunque no lo hacía con frecuencia por motivos de trabajo y por el cuidado del hijo, mi nieto, que cuando ella falleció tenía 3 años y 9 meses”.
En relación a cómo ocurrieron los hechos que derivaron en que Iara estuviera la mañana del fatídico 5 de septiembre de 2020 sentada en el asiento del acompañante del vehículo que manejaba Flores Talquenca, Violeta recuerda: “Esa noche del 4 de septiembre justo el papá de mi nieto se había llevado al nene a dormir con él y entonces mi hija se quedó sola a ver una serie en la tele. Creemos que entre mensaje y mensaje este pibe seguramente la habrá invitado a dar una vuelta y bueno… no volvió más”.
Al describir a su hija, la entrevistada se llena de orgullo y sonríe: “Iara no era una piba de andar en los boliches, no salía más que a alguna reunión con amigos. Y estaba por la pandemia sin poder ir a trabajar al Centro Integrado, en donde era docente. Ella era Técnica Superior en Seguridad y Mantenimiento Industrial, pero cuando se recibió ya estaba en la planta del Centro Integrado. También trabajaba en el Hogar de Admisión de Menores. Y por esos días no estaba yendo porque había pedido permiso para cuidarnos, al padre y a mí, porque los dos somos personas de riesgo”.
Por último y consultada sobre el cambio de carátula que está impulsando el abogado que representa a las familias de las dos víctimas, Martín Muñoz, quien planteó que se reemplace la calificación de “homicidio culposo agravado” que contempla penas de 3 a 6 años de prisión por la de “homicidio simple”, cuya sanción penal oscila entre los 8 y 25 años de cárcel, Violeta respondió: “Tanto mi marido como yo inicialmente no íbamos a poner un abogado para que siguiera la causa. No queríamos saber más nada. No íbamos a presentarnos como querellantes porque es muy dificil todo. No teníamos fuerzas. Nos encerramos. No queríamos hablar con nadie, pedí que nadie fuera a vernos a casa. Queríamos estar solos. Hasta que nos decidimos y fuimos a buscar una orientación legal. Nos juntamos con la otra familia (de Sebastián Paredes) y nos pusimos de acuerdo en ser representados por el mismo abogado. Tal vez por eso ahora recién se conoce el pedido de cambio de carátula. Sabemos que el fiscal también lo había pedido. Con todas las pruebas que hay es factible que haya un cambio de calificación”.
Finalmente, Violeta agregó: “A nosotros nos cuesta muchísimo todo. Hay días que mi marido y yo no queremos hablar con nadie. Y esta semana se nos junta todo porque el viernes próximo nuestra hija estaría cumpliendo 27 años. Nunca fuimos al cementerio. No podíamos ir. Después de 11 meses, recién hace dos semanas encaramos la colocación de una placa en su tumba. Tal vez otras personas reaccionen de otra manera o desde afuera lo vean fácil. A nosotros nos cuesta mucho. Ni siquiera nos dimos el tiempo para desahogarnos porque tenemos a mi nieto que cuidar”.


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