LA TREPADA DE LA MONEDA ESTADOUNIDENSE A 65 PESOS EN LA APERTURA PARA BAJAR A 55, EN EL CIERRE DEL HORARIO BANCARIO, CAUSO INCERTIDUMBRE Y MALESTAR EN LA PROVINCIA, TAL COMO OCURRIO EN EL RESTO DEL PAIS.
Enojo de clientes de supermercados a los que no se les aceptaba el pago con tarjeta de crédito o la imposibilidad de adquirir artículos de construcción, entre otras mercaderías de elevado valor, con el argumento “no tenemos precio”, marcó la jornada de ayer en la provincia. En los bancos la expectativa estuvo puesta en las tasas de interés de los plazos fijos, las que no superaron las de días anteriores, del 44 a 49% anual, pese a que desde los noticieros nacionales se informaba que podían superar por lejos el 50%.
La palabra “posible corralito” se repitió en todas las casas bancarias como temor colectivo, al igual que la asociación de los agitados días del 2001 con los del 2019, como si no hubieran pasado 18 años.
En el sector comercial y empresarial la queja era la misma: los proveedores no les vendían mercadería aduciendo que preferían esperar para poder establecer precios.
Algunos, celebraban el salto de más de diez pesos de la moneda extranjera refiriendo operaciones hechas apenas la semana pasada – toda una eternidad con una elección en el medio – que les habían proporcionado grandes ganancias, mientras otros se lamentaban por tener que ahora afrontar deudas dolarizadas por montos que no habían imaginado.
Del mismo modo ocurría en las agencias de turismo, en donde los que hace unos días atrás habían cerrado planes all inclusive con tarjetas, festejaban y los que dudaron y dejaron ese placer para más adelante, perdieron.
La vida en Argentina, como siempre fue.
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