Los desafíos ambientales para la Ushuaia del futuro

En alguna oportunidad, mencionamos desde esta columna que los activos ambientales con que cuenta Ushuaia, como las gestiones que se vienen llevando adelante en lo que hace al saneamiento y remediación ambiental o la puesta en valor de los espacios verdes, le ha valido a la capital provincial la posibilidad de ser una de las cuatro ciudades argentinas (junto con Salta, Mendoza y Mar del Plata) seleccionadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para comenzar un trayecto asistido hacia una “ciudad sustentable”.
Ushuaia, cuyas características naturales, urbanas, sociales y económicas definen, a través de sus habitantes, particulares formas de mirar, percibir y vivir el ámbito de lo cotidiano, en particular del espacio urbano, no deja de ser un escenario ideal para el desarrollo de proyectos ambientales concretos, con miras a replicar experiencias en otras ciudades en la búsqueda de lograr beneficios globales como la mitigación de gases efecto invernadero, la protección y conservación de áreas naturales y el mejoramiento de la capacidad de adaptación y resiliencia urbana.
Cuando hablamos de una “ciudad sustentable”, nos remitimos a un concepto de ciudad innovador e inteligente, capaz de incorporar un enfoque integral e interdisciplinario para identificar, organizar y priorizar intervenciones urbanas, cuya meta primordial es hacer frente a los principales obstáculos que impiden el crecimiento sostenible de las ciudades emergentes hacia la sustentabilidad.
Podemos afirmar que se trata de un enfoque transversal basado en tres pilares: la sostenibilidad ambiental y de cambio climático; la sostenibilidad urbana; y la sostenibilidad fiscal y gobernabilidad.

Las mejoras de Ushuaia en los últimos tiempos

Teniendo en cuenta estos pilares, Ushuaia posee entonces características socioeconómicas y ambientales (biofísicas y urbanas) que perfectamente pueden equipararse a un motor a través del cual es posible transitar el camino hacia una ciudad sustentable.
Sin embargo, es importante aclarar que ser o estar en transición a ser una ciudad sustentable, no implica desarrollar solo mecanismos de remediación sencilla y de rápida respuesta social, porque si bien éstos no dejan de ser importantes en términos de concientización, no representan cambios estructurales en materia de gobernanza ambiental.
Por el contrario pensar una ciudad sustentable nos obliga a establecer prioridades, contar con equipos capacitados, y definir políticas públicas certeras, basadas en la planificación estratégica y en algunos casos, en el marco de procesos de validación social a instancias de la más amplia participación ciudadana.
Y esto es así, porque generar los ámbitos adecuados para logar cambios de paradigmas ambientales, es condición sine quanon para el logro de propuestas de verdadero impacto ambiental. Dispositivos y sistemas tales como el aprovechamiento del alto potencial de generación de energía eólica, el cuidado y resolución de espacios verdes, la transformación de espacios de uso público (como ocurrió en la costa ushuaiense), la resolución de la movilidad, el hábitat y la vivienda sustentable, la resolución profunda del tratamiento de residuos o la capacitación de los habitantes en la sustentabilidad integral, constituyen algunos ejemplos del amplio universo que comprende la noción de ciudad sustentable.
En este trayecto de Ushuaia hacia una ciudad sustentable, hay ciertos logros gubernamentales de los últimos tiempos que son fundamentales. La gran apuesta a los planes viales han rejerarquizado ostensiblemente los espacios urbanos. También hubo destacados avances en la higiene de la ciudad, la mejora indiscutida del transporte público, la recuperación y puesta en valor de espacios verdes y recreativos, entre otras destacadas acciones de gestión.

El “Acuerdo de París” a la vuelta de la esquina…

Los mencionados arriba, son claros ejemplos de sustentabilidad urbana. Pero el desafío no debiera detenerse allí. Es indispensable la incorporación de acciones de mitigación del cambio climático. Es sabido que el Acuerdo de París, al cual nuestro país está integrado, logró por primera vez un consenso universal sobre los métodos para mitigar los efectos del cambio climático y más de 50 países responsables del 55% de la emisión mundial de gases de efecto invernadero lo adoptaron como vinculante.
El dato fundamental es que, como suele decirse coloquialmente, lo tenemos a la “vuelta de la esquina”, ya que será aplicado a partir del 2020 y apunta a limitar el calentamiento global por debajo de 2 grados centígrados para el 2100, siguiendo las recomendaciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU para evitar catástrofes climáticas graves.
Es por ello, que el 2020 le depara a Ushuaia un gran desafío en materia de acciones tendientes a abarcar la problemática del cambio climático. Sin desconocer la realidad que Ushuaia no constituye una ciudad cuya actividad y dinámica genere gases de efecto invernadero, tampoco es menos cierto que nuestra provincia es parte integrante de la región patagónica, universo en el que la producción de energía y combustibles, concentran las emisiones de gases de efecto invernadero más altas a nivel nacional en ese rubro.
Teniendo en cuenta esto y aprovechando el marco propuesto por el Acuerdo de París, la región deberá prepararse para dar una respuesta contundente en términos de compromiso ambiental, razón por la cual, se torna fundamental continuar trabajando en temas vinculados directamente con la sustentabilidad urbana, sumando nuevos desafíos y sosteniendo los proyectos y dispositivos comprometidos con el cuidado y remediación del ambiente urbano.
Sólo de este modo, lograremos aportar y adoptar acciones concretas y viables a la gestión urbana sostenible, libre de emisiones de gases de efecto invernadero. Una ciudad sustentable que piense la integralidad de sus problemas ambientales.



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