Ojeda continúa incomunicado y hoy podría ser indagado

COMPROMETIDA SITUACION DEL PROPIETARIO DEL AUTOMOVIL QUE ATROPELLO A TRES PERSONAS: UN TESTIGO DIJO HABERLO VISTO AL VOLANTE, DESCENDER DE SU VEHICULO, RODEARLO Y DESPUES VOLVER A SENTARSE EN EL ASIENTO DELANTERO DEL ACOMPAÑANTE.

Pese a que algunos elementos recabados  sindicaban en principio a Sergio Bailone, de 41 años de edad,  como la persona que manejaba el vehículo que protagonizó un siniestro vial que conmocionó en los últimos días a la sociedad fueguina, esta hipótesis perdió peso con el correr de las horas.
Un testigo dijo haber presenciado el momento en el que el sobrino de Bailone, identificado como Victor Ojeda, descendió del rodado del sector delantero izquierdo y rodeó al vehículo mientras recibía una feroz golpiza por parte de decenas de enardecidos sujetos, volviendo a ingresar al habitáculo por el lado derecho delantero, en donde fue encontrado por personal bomberil y policial, semi desvanecido, con fractura de maxilar y politraumatismos.
Ojeda, de 28 años de edad, es propietario del Chevrolet Celta, de color rojo, chapa patente KBP-266, que pasó  literalmente por encima de varios muchachos y chicas que se encontraban frente al local bailable Esperanto, en Antártida Argentina 239, a elevada velocidad y en contramano, a alrededor de las 6 de la mañana del domingo 4 de junio.
Luego de atropellarlos, de impactar contra otros vehículos y el cordón de la vereda, el rodado recién se detuvo a varios metros, poco más arriba de la esquina de Antártida con Gobernador Paz.
El mismo testigo dijo haber visto salir del sector posterior a un sujeto que rápidamente se alejó en dirección hacia la calle Campos, para retornar momentos después. Ese individuo sería Sergio Bailone, quien fue detenido en el lugar por la Policía, por su comportamiento agresivo y extremo estado de ebriedad.
Bailone increpó a quienes golpeaban a su sobrino, diciendo que era “un amigo” y terminó pasando algunas horas en el calabozo, imputado de infringir el edicto policial que versa sobre ebriedad y otras intoxicaciones. Actualmente, está obligado a cumplir pautas de conducta y a permanecer en la ciudad a disposición de la magistrada interviniente en la causa.
El análisis de laboratorio de Ojeda en tanto, también reveló un elevado grado de alcohol en sangre, quedando internado por las graves lesiones que sufrió en manos de los descontrolados sujetos que pretendieron hacer justicia por mano propia.  Una vez que los facultativos le dieron el alta médica, la titular del Juzgado de Instrucción Nro 2, María Cristina Barrionuevo, dispuso su detención en carácter de incomunicado hasta que probablemente en horas de la mañana de hoy, sea indagado.
Vale destacarse que Ojeda tenía prohibición de manejar dado que recientemente había sido sorprendido conduciendo alcoholizado y por ello el Juzgado de Faltas Municipal  lo había inhabilitado.
Por esa razón se presume que el domingo a las 6 de la madrugada aproximadamente, cuando se encontró en Maipú de frente con un grupo de inspectores y policías que hacían un control de tránsito de rutina, se desvió por Antártida Argentina en sentido ascendente, en contramano, a toda velocidad y de modo demencial, atropellando a varios jóvenes, dos de los cuales todavía permanecen internados con gravísimas lesiones.


MALOS Y MIEDOSOS JUSTICIEROS

Convencidos equivocadamente que “hacían justicia por mano propia”, los sujetos que golpearon con  ferocidad a Victor Ojeda y destruyeron su vehículo, complicaron las tareas periciales y – temerosos de ser imputados por su primitivo proceder – eludieron declarar en sede policial, escondiéndose cuando llamaron a sus puertas.
Sus testimonios hubieran sido valiosos dado que todavía está pendiente de determinarse fehacientemente, quién estaba al volante al momento del siniestro vial en el que resultaron seriamente lesionados varios jóvenes, frente al local bailable Esperanto.
Atribuyéndose el poder de castigar ellos mismos a quien o quienes procedieron de modo repudiable –  de eso no hay ninguna duda –  solo complicaron la tarea de los técnicos de Policía Científica al deformar la carrocería del automóvil a patadas.  Hubiera sido de utilidad poder precisar los lugares en donde impactaron los cuerpos, como se hace en cualquier incidente vial.
Envalentonados por actuar en patota, también estuvieron a punto de linchar a Victor Ojeda, quién pudo ser rescatado por los bomberos y la Policía, balbuceante, casi desmayado, con politraumatismos y los huesos de la cara rotos a trompadas.
Ninguno de sus atacantes tuvo “el valor” de admitir que lo golpeó… salvo alguno que otro que mostró en Facebook sus puños hinchados y – anónimamente – se vanaglorió de lo hecho.