Plásticos de un solo uso: ¿Qué hacer contra estos enemigos indestructibles?

Sentarse en un negocio de comidas rápidas porque no dio el tiempo para cumplir con el ritual del almuerzo, ver que nos sorprendió la noche y tener que pasar a comprar comida hecha para salvarnos de cocinar después de una jornada laboral agotadora sono acciones que suponen inevitablemente el uso de utensilios y recipientes de plástico. Esto ocurre también a la hora de festejar cumpleaños cuando recurrimos a los siempre cómodos cubiertos y vasos de poliuretano, que después son desechados y pasan a formar parte de lo que en gestión ambiental denominamos “residuos provenientes de los plásticos de un solo uso”.
Desde el comienzo de la humanidad la roca y la madera fueron materiales inseparables del ser humano. A lo largo de la historia pueden identificarse diferentes eras con los materiales utilizados para fabricar utensilios, herramientas, armamentos y estructuras. Existió así en la antigüedad la era del cobre, del bronce y del hierro. Más recientemente, el vidrio y el acero fueron materiales inseparables de nuestra organización económica. Hoy, la evidencia permite que afirmemos que estamos inmersos en una nueva era: la era del plástico.
Lo cierto es que a partir del siglo XX, particularmente de la década de 1950, la producción de este nuevo material basado en polímeros ha superado a la de casi todos los otros materiales. En efecto, hoy los plásticos están presentes en la mayoría de los productos de uso diario y representan, según datos proporcionados por la Organización de las Naciones Unidas, un porcentaje elevadísimo en la producción mundial del sector industrial, arribando al 36% del total mundial que se traduce en 400 millones de toneladas de producción de plásticos que son diseñados para ser desechados inmediatamente tras su uso.
Convivimos con una realidad que dicta que la mayoría del plástico que se produce a nivel mundial está diseñado en forma de envases para ser desechados después de haber sido utilizados apenas una única vez. Como resultado, los envases plásticos representan en la actualidad aproximadamente la mitad de los residuos plásticos en el mundo. La mayor parte de estos residuos se generan en Asia, mientras que corresponde a los Estados Unidos de América, Japón y la Unión Europea ser los principales productores mundiales per cápita de este tipo de materiales.

¿Qué son los plásticos de un solo uso?

Llegados a este punto, debemos distinguir entre dos categorías de plásticos que se utilizan para aplicar a productos de un solo uso. Por un lado y por poner sólo un ejemplo entre otros varios, contamos con los termoplásticos (denominados PET – tereftalato de polietileno), que son aquellos más comunes que solemos reconocer en las botellas de gaseosas. Estos plásticos (junto con el polietileno y el poliestireno) pueden ser derretidos al calentarse y endurecer al enfriarse por lo que pueden recalentarse y ser reutilizados y reciclados dentro del ciclo de vida del producto.
Pero existen otros plásticos que no cuentan con la calidad de poder ser reciclados. Son los denominados plásticos termoestables, que experimentan cambios al calentarse, formando una red química tridimensional. Esta es la razón por la cual una vez calentados no se pueden refundir ni reformar. Entre los mencionados encontramos los poliuretanos y las resinas epoxi y fenólicas.
Otra característica a tener en cuenta es el ciclo de vida de los plásticos es relativamente corta, sobre todo cuando nos referimos a los plásticos de un solo uso. Esta es una de las razones primordiales por las que la producción industrial de estos objetos de rápido descarte se ha convertido en una causa de gran impacto tanto en la salud del ambiente natural como en la de los seres humanos.
Sin ir más lejos, la ONU advierte que de no mediar medidas precautorias, para el año 2050 es probable que el 99% de las aves marinas hayan ingerido plástico, motivo por el cual se espera que el 15 % de las especies del planeta estará en peligro de extinción. Esta lamentable proyección advierte no solo un impacto directo en la fauna marina mundial sino una afección directamente relacionada al bienestar humano y su calidad de vida.
Es sabido que la contaminación con plástico de los océanos y cursos de agua continentales compromete los ecosistemas, la biodiversidad marina y, de forma directa y evidente, la salud humana. En este punto, es importante recordar que vivimos en una isla rodeada por el mar y con gran cantidad de cursos fluviales en su interior.

¿Cómo enfrenta Ushuaia esta problemática?

Hace mucho tiempo venimos advirtiendo desde esta columna que la ciudad de Ushuaia posee una sensibilidad especial en materia ambiental, ya sea por la preponderancia que estos temas tienen en la agenda pública como por las iniciativas que se van llevando adelante en consonancia con los responsables políticos y técnicos de dicho sector y la simbiosis que estos temas establecen con la población del lugar.
Como un reflejo de dicho fenómeno, cabe destacar que el 12 de diciembre de 2018 el Concejo Deliberante de Ushuaia sancionó la Ordenanza Municipal Nº 5582 que prohíbe la provisión de plástico descartable de un único uso (bolsas, cubiertos, envases, platos y vasos) en todo comercio habilitado que entregue alimentos para ser consumidos en el propio local.
Desde ya que este avance en materia ambiental se conjuga con otros como la prohibición de utilizar bolsas plásticas descartables en los comercios, propuesta sugerida e impulsada por la ONG “A limpiar Ushuaia”, una medida que en un principio tuvo resistencias, pero que a la postre supo experimentar cambios positivos para la ciudad. Es por esto que resulta aún más importante reconocer que la prohibición del plástico de un sólo uso en la ciudad de Ushuaia no es entonces un hecho aislado.

“Ushuaia: de la escuela a la ciudad”

Hacia estas soluciones integrales parece encaminarse entonces la ciudad de Ushuaia, pues la temática no solo ha sido refrendada en la normativa local sino que ha sido incluida como un eje primordial en el Plan de Educación Ambiental Municipal, instituido en diciembre de 2018, y su instancia de Educación Ambiental, “Ushuaia, de la Escuela a la Ciudad”.
A través de este programa, el municipio trabaja en temáticas de ambiente urbano y difunde en los colegios de nuestra ciudad conceptos e información pormenorizada sobre ciudades sustentables, recursos naturales, turbales urbanos, flora y fauna autóctona y exótica y desde ya, una ponderación sobre los plásticos de un solo uso, sus consecuencias y estrategias para la transformación de los hábitos de su circulación y consumo.

Poner el énfasis en el origen del problema

Una de las claves de la problemática, deberá tener en cuenta que se torna necesario superar la lógica dominante que pone énfasis en el último eslabón de la cadena productiva, es decir, en el qué hacer con el residuo generado; por otra que ponga el énfasis en el origen y generación del problema, es decir, en la búsqueda de la solución desde el mismo diseño del producto.
Desde ese punto de vista, no estaría demás tomar en cuenta las novedosas propuestas de la economía circular que contempla la problemática en forma integral preocupándose desde el mismo diseño de un producto hasta su reciclaje. Esto es, fundar un nuevo paradigma industrial que contemple quizá materiales sustitutos del plástico que cumplan con la trazabilidad ambiental deseada. Esto no deja de ser una oportunidad para continuar en la senda de un desarrollo sostenible para nuestra región, basado en nuevas técnicas e la innovación productiva.
Así, el desarrollo sustentable basado en políticas públicas ambientales proactivas admite el avance científico-tecnológico y la generación de empleo genuino.
El inicio de este camino seguramente no desembocará en el fin de la era del plástico, pero quizá pueda sentar las bases de un contrapeso capaz de mitigar del impacto ambiental que genera la industria del plástico a nivel local, esos enemigos que hoy parecen indestructibles y qué no se sabe a ciencia cierta cuánto daño más pueden seguir produciendo.



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