Prestaba servicios en la Escuela Nro. 32 “Iyú, que deja huellas”, en Río Grande.
Al disponer la Justicia el allanamiento de su domicilio, en la calle Luisa Rosso al 300, se encontraron cajas de lápices, bolígrafos, marcadores y sacapuntas destinados a alumnos del establecimiento. Carlos Javier Díaz fue imputado y notificado de Derechos y Garantías procesales.
La directora de la Escuela Nro. 32 “Iyú”, cuyo significado en lengua nativa es “que deja huellas”, ubicada en la calle Prefectura Naval Argentina 1.089, en Río Grande, se percató del faltante de elementos de librería en el stock con el que habitualmente cuenta el establecimiento educativo. El día lunes 4 de diciembre, la funcionaria se dirigió a la sede de la comisaría 3era para denunciar lo que había descubierto, iniciándose una investigación que arrojó rápidamente frutos.
Al igual que el significado del nombre del colegio, fueron las huellas que dejó el portero Carlos Javier Díaz, las que le permitieron a los uniformados a cargo del caso llegar hasta él: en sus redes sociales promocionaba la venta de cajas de lápices, bolígrafos, artículos de geometría, sacapuntas y marcadores, los mismos que antes retiraba subrepticiamente y presumiblemente a través de la modalidad “hormiga”, de la escuela.
El día 5 de diciembre y con una orden de allanamiento, los policías se presentaron en el domicilio del portero, sito en la calle Luisa Rosso al 300, encontrando y secuestrando en el lugar una gran cantidad de los elementos denunciados como sustraídos.
Díaz fue notificado de Derechos y Garantías procesales, la actualización de su legajo prontuarial con la toma de huellas dactilares, en la causa que se le inició por la comisión del delito de hurto y en la faz laboral, se le inició el sumario administrativo previo a la exoneración.