Prefectura informó que el ARA San Juan no se encuentra en la zona que la jueza ordenó rastrillar

Ayer llegó a la Argentina el buque de Ocean Infinity que buscará al navío de guerra desaparecido.

“Sin novedad”. Esa fue una de las concluyentes frases que recibió la jueza federal de Caleta Olivia, Marta Yáñez, por parte de Prefectura Naval Argentina. El mensaje, así de breve, no encierra ninguna clave secreta. Simplemente se le informa a la magistrada que investiga la desaparición del ARA San Juan y sus 44 tripulantes que el submarino hundido no estaba en ninguna de las coordenadas que ordenó rastrillar.
El moderno buque de salvamento PNA SB 15 “Tango” fue encomendado a tan delicada misión –que duró dos semanas– después de que una de las querellas en la causa, la encabezada por los abogados Fernando Burlando y Valeria Carreras, se lo solicitara a la jueza.
El pedido, “realizado desde el desconocimiento de la causa y del lenguaje naval”, según el abogado y papá de uno de los tripulantes siniestrados, Luis Tagliapietra, estaba basado en información que había sido incorporada al expediente casi cinco meses atrás, que publicó de manera exclusiva Infobae en su momento, pero que tanto la Armada Argentina como el Ministerio de Defensa, y la propia Yáñez, ya habían descartado.
La razón de esa posición aseguraba que “los sonidos metálicos similares a los golpes contra un casco compatibles con los de un submarino”, que había registrado un sonarista –que declaró en la causa– entre el 20 y el 21 de noviembre de 2017, es decir seis días después de la desaparición del ARA San Juan, “ya habían sido investigados dando resultados negativos”.
Además, el área “ya había sido rastrillada por buques de la Armada Nacional y por los de la flota extranjera que vino a colaborar en el operativo de búsqueda y rescate”, como por ejemplo el Yantar que pertenecía a la armada rusa.
Quizás porque el pedido partió del mediático Burlando, o por temor de que esa querella la recuse en el expediente, como una vez sugirió su socia Carreras, Yáñez accedió a realizar la búsqueda casi 20 días antes de que llegara a Comodoro Rivadavia el imponente Seabed Constructor, de la empresa norteamericana Ocean Infinity, para realizar de una vez por todas la búsqueda del submarino con la moderna tecnología AUV que venía muy demorada por el fracaso de la primera contratación, por una impugnación que había interpuesto la misma querella de Burlando-Carreras.
La jueza Yáñez recibió primero de manera telefónica –esto fue hace 48 horas– y después escrita por parte de Prefectura, la notificación de que el ARA San Juan no estaba en la zona de búsqueda marcada, tal como se había encomendado.
El PNA SB 15 “Tango” realizó además un prolijo mapeo del fondo oceánico que servirá seguramente para la misión que en los próximos días emprenderá la firma Ocean Infinity. El navío llevará a bordo a cuatro familiares que actuarán como veedores. Entre ellos Tagliapietra, la cabeza visible de una de las tres querellas que tiene la causa.
El cuarteto ya superó el examen médico y físico de rigor y en las próximas horas embarcarán para partir en una de las misiones más conmovedoras de sus vidas: encontrar el submarino ARA San Juan y, por qué no, algún rastro de sus seres queridos.

El “Seabed Constructor”

Se trata de un buque multipropósito puesto en servicio en 2014 apto para operaciones costa afuera (offshore) Tiene 115 metros de eslora (largo) y 22 metros de manga (ancho), cuenta con un helipuerto con una plataforma de 26,1 metros de diámetro y un peso bruto de 7.883 toneladas. Entre tripulantes y especialistas lleva a bordo a 44 personas (a los que se suman los 7 argentinos) y tiene una capacidad máxima de alojamiento para 102 personas. El Seabed Constructor, cuenta con 5 “Drones submarinos” o AUV.
Las principales características de estas naves autónomas son las siguientes:
Velocidad de operación: entre 2 y 6 nudos (3,6 a 10,8 kmts/h)
Largo: 6.2 mts.
Profundidad de operación: entre 5 y 6000 mts.
Autonomía nominal: 60 horas a una velocidad de 3,6 nudos
Según especialistas navales que monitorearán la operación, el despliegue de cada uno de estos sumergibles, insume dos horas. Una vez posicionados, operarán durante 42 horas tras las cuales se insumen otras dos horas en su recuperación. La información que cada unidad acumula en su memoria interna es descargada al sistema central de análisis ubicado a bordo del Seabed Constructor y se insumen otras 12 horas en procesar las imágenes e interpretarlas.


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