Quevedo y la política de nuestros días

A 4 SIGLOS DEL NACIMIENTO DEL GENIAL ESCRITOR

 “La hipocresía exterior, siendo pecado en lo moral, es grande virtud política” señalaba el genial Quevedo.
Un día como hoy pero hace 428 años (ayer nomás) nacía Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos o, para los amigos, Francisco de Quevedo. Fue uno de los más prolíficos escritores españoles y sin duda él mas sagaz crítico de la realidad política y cultural del llamado “siglo de oro” español.
En el ámbito literario, es conocida la discordia entre él y Luis de Góngora que configuró el célebre superclásico de las letras españolas.
Cuentan sus contemporáneos, que el ingenio de Quevedo no conocía límites, y por tanto, exprimió al máximo la sátira para burlarse tanto de Góngora como de la clase dirigente de la época. Ejemplo de esto último lo constituyen las Epístolas del Caballero de la Tenaza donde, según el autor, “se hallan muchos saludables consejos para guardar la mosca y gastar la prosa”. Fácilmente se imaginaría Quevedo entonces, que cuatro siglos después la clase dirigente seguiría gastando la prosa y guardándose la mosca.
En Aguja de navegar cultos, el autor se burla lisa y llanamente de la preciosidad lingüística de Góngora y su uso abusivo de la metáfora y nos brinda “la receta para hacer soledades en un día”. Es decir, para escribir un libro de Góngora en un día.
Como buen lector de Séneca, Quevedo era un estoico; y mostró su faceta más espiritual y de búsqueda de la libertad a través de la razón y el conocimiento, así como del ascetismo. Fue el máximo referente del conceptismo barroco, cuya característica más sobresaliente fue quizás la precisión del lenguaje en detrimento del brillo de los vocablos: “Las palabras son como monedas, que una vale por muchas como muchas no valen por una”.
Abordó prácticamente todos los géneros literarios del período siendo particularmente conocida su obra poética. No obstante, encontró a través de la prosa un extraordinario medio para evidenciar la moral de la época.
Sus obras más resonantes fueron quizás “El buscón”, donde narra las desventuras de Don Pablos de Segovia, donde atribuye al personaje la responsabilidad sobre sus actos, a diferencia de la tradicional novela picaresca, donde el mundo conspira contra el personaje. En el mismo consta: “Nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y de costumbres”
En “la hora de todos y la fortuna con seso”, satiriza de forma mitológica las menudencias del poder y la riqueza.
A pesar de haber pasado ya más de cuatrocientos años, Quevedo invita a comprobar con temeraria vigencia que, a pesar de la transformación del lenguaje y la tecnología, poco ha cambiado el mundo del pensamiento humano. Como bien señalaba: “Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir”, desnudando descarnadamente la demagogia a la que nos tienen acostumbrados nuestros políticos.
Cualquier semejanza con la realidad … ¿será pura coincidencia?.


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