Todos podemos convertirnos en súperhéroes

Comienza un nuevo día y como es habitual, llega la hora del desayuno familiar. Después, todos se despiden y comienza cada uno su rutina.
12 del mediodía, llamada telefónica de número desconocido, ¡un familiar está internado en terapia intensiva por un incidente vial grave!. El mundo se termina, caemos en la cuenta de que somos seres finitos y que un día puede sorprendernos la muerte…
Hora del informe: el médico de guardia explica que el familiar tiene una lesión cerebral grave y el diagnóstico es muerte encefálica. Explica lo que significa y llega el momento de la gran pregunta… ¿es donante?
… Ustedes, amables lectores… ¿que piensan de la donación de órganos?.
Tal vez sea el momento de que todos pensemos en este tema, lo entendamos y podamos expresar nuestra voluntad y contarla a nuestra familia.
La ley argentina dice que aquellos que no han expresado su voluntad son donantes presuntos pero es importante remarcar que uno habla de voluntad cuando se registra como donante. Y aunque es un deseo de que eso se realice llegado el momento, es la familia de cada uno quien tiene la última palabra.
Por eso no debemos tener miedo a comenzar a hablar de este tema en las comidas familiares.
Se debe saber que los médicos no podemos iniciar operativo de ablación alguno, sin el permiso expreso de los familiares y luego de haber determinado fehacientemente la muerte encefálica.
Muchas veces me tocó escuchar como médico que se limitan los tratamientos para poder tener más donantes, y eso una gran falacia. Como especialistas en terapia intensiva nuestro trabajo es que todos los pacientes que ingresan puedan volver con su familia, y literalmente evitamos que se mueran. No obstante hay patologías que conllevan tal gravedad que la evolución escapa a cualquier método terapéutico que se pueda implementar, y llega ese momento en que debemos hablar de donación de órganos, porque si no podemos salvar a nuestro paciente, entonces la misión que nos queda como médicos y como seres humanos, es salvar la vida de alguien más.
Constituirse en donante de órganos es el acto altruista más grande que podamos realizar como seres humanos; es el momento en que nos convertimos en superhéroes sin trajes. A veces no podemos tomar la dimensión de que donando le cambiamos la vida a diez personas. ¡¡A diez!!.
Personas que ya no dependerán de máquinas, que podrán retomar su vida habitual, que podrán ser padres, madres, deportistas, y que antes por sus enfermedades no podían hacerlo.
La verdad es que todos nos sorprendemos cuando vemos los logros alcanzados por la gente, y lloramos cuando alguien en emergencia nacional fallece, pero claro… desde la comodidad de nuestro sillón. ¡Es hora de ser proactivos!.
A todos nos gusta vivir… ¿por qué no poder compartir la posibilidad de estar vivos con alguien desconocido que nos necesita?.
Es momento de empezar a pensar en las personas que tenemos al lado y de convertir nuestra sociedad en una sociedad comprometida con el otro. Ser una comunidad donante es el primer paso.
#SoyDonante.


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