ESCANDALO MAYUSCULO EN LA JUSTICIA PROVINCIAL: EL JUEZ CON PEDIDO DE RECUSACION PENDIENTE POR PROTEGER AL INTENDENTE DE RIO GRANDE EN LA CAUSA EN LA QUE ESTA IMPUTADO POR ABUSO SEXUAL COACTIVO, SOMETIO A UN INTERROGATORIO AYER ENTRE LAS 11 Y LAS 17 AL DENUNCIANTE DAMIAN RIVAS, QUIEN PALIDO Y MAREADO TERMINO SIENDO ASISTIDO POR PERSONAL SANITARIO QUE DEBIO ACUDIR EN UNA AMBULANCIA AL DESPACHO DEL MAGISTRADO. PARA HOY ESTA CITADO OTRO TRABAJADOR DE LA CONSTRUCCION, EL DENUNCIANTE ALFREDO SUASNABAR.
El abogado Francisco Giménez reveló que la audiencia de ayer “fue una cámara del espanto y el horror”. El juez Raúl Sahade sometió a una testimonial inédita a una persona de 60 años, señalando el letrado que “Rivas fue hostigado, presionado y amenazado” al punto que el sexagenario que denunció haber sido abusado sexualmente a cambio del pago de su trabajo se descompensó y debió ser asistido por personal del HRRG. El juez Sahade está acusado formalmente de haberle suministrado a la defensa de Gustavo Melella una copia de las denuncias en su contra ni bien ingresaron al Juzgado, entre otras acciones reñidas con la imparcialidad hacia las partes.
Tal como informara en exclusiva Diario Prensa en su edición de ayer, a las 11 de la mañana del martes 4 de junio y en la sede del Distrito Judicial Norte, se realizó una audiencia testimonial referida a la causa Nro 32.723/2018 en la que Damián Rivas, uno de los trabajadores de la construcción que denunció por acoso y abuso sexual coactivo al intendente de Río Grande, Gustavo Melella, debió explicar nuevamente – por tercera vez – cómo ocurrieron los hechos investigados en el expediente en trámite en el Juzgado de Instrucción Nro 2, DJN, cuyo titular es el juez Raúl Nadim Sahade.
En la ocasión, estuvieron presentes en el recinto de audiencias, el magistrado mencionado, el fiscal mayor Guillermo Quadrini, el secretario Eduardo Tepedino; el abogado que defiende a Gustavo Melella, Francisco Ibarra; el letrado que representa a quienes se consideran víctimas en el hecho, Francisco Giménez; los abogados Silvio Pellegrino y una asociada, en representación de Alejandro Enrique Guillén y Luis Marino Vaquera, de Constructora Patagonia SRL (estos últimos por el uso presunto de dinero público por parte del titular de la Municipalidad de Río Grande en la comisión del hecho primigenio) y un empleado judicial escribiente.
A lo largo del encuentro, el denunciante debió responder sin pausa la batería de preguntas que formulaban sus siete interlocutores, expresando el abogado que representa a Rivas que la escena judicial era mucho más compatible con la de una indagatoria a un denunciado que la que corresponde a un denunciante o víctima.
La audiencia devino en un interrogatorio que se extendió desde las 11 de la mañana hasta las 17, momento en que Damián Rivas comenzó a ponerse pálido y pidió agua, manifestando que se sentía mareado y tembloroso. Ante los signos evidentes de descompostura del sexagenario, el juez Sahade pidió a uno de sus auxiliares que llamaran una ambulancia, lo que ocurrió momentos después.
No deja de llamar la atención hasta a los legos que Rivas – Suasnabar, hoy y en fecha a determinar Mario Lovera – haya sido citado por el juez Raúl Sahade a prestar una tercera declaración de denuncia en su carácter de damnificado. Sencillamente no existen antecedentes de que se haga comparecer a la víctima presunta a relatar una y otra vez los hechos por los que se considera ultrajado, más aún cuando como en este caso se está ante la investigación de un abuso sexual.
El sometimiento al extenuante interrogatorio no ocurre en cualquier Juzgado. Tuvo lugar en la órbita del juez Raúl Sahade, quien está denunciado por el abogado Francisco Giménez de haberle facilitado al defensor de Gustavo Melella, el letrado Francisco Ibarra, una copia de las denuncias de Rivas, Alfredo Suasnabar y Mario Lovera, ni bien ingresaron a la Justicia, entre otros gestos interpretados como de “protección”a la parte acusada. Por ello, se encuentra en espera de resolución un pedido de recusación y de jury ante el Consejo de la Magistratura a quien insiste en que los denunciantes declaren repetidas veces pero sugestivamente no ha llamado ni una sola vez al acusado para que dé explicaciones.
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