Cardiólogo advierte sobre los riesgos que corren los niños por la pobreza y los malos hábitos

DIETAS CON ELEVADO CONSUMO DE CARBOHIDRATO, LA FALTA DE ATENCION MEDICA Y EL SEDENTARISMO IMPACTAN PELIGROSAMENTE EN LA POBLACION INFANTIL.

El profesional, entrevistado por el Dr. César Berenstein, brinda un panorama amplio sobre la incidencia de las condiciones de vida en la problemática cardiovascular.

El Dr. Fernando Wyss Quintana es un experto cardiólogo que se domicilia actualmente en Guatemala y que es actualmente presidente de la Sociedad Interamericana de Cardiología. El doctor César Berenstein, especializado en la problemática cardiovascular con muchos años de ejercicio profesional en Ushuaia,  lo entrevistó para hablar de las diferencias que existen entre los países del llamado primer mundo con aquellos en vías de desarrollo, en cuanto a ese tipo de patologías.

Dr. en cardiología, Fernando Stuardo Wyss Quintana

César Berenstein: ¿Es similar el desarrollo de la enfermedad cardiovascular en los países de mayor status socioeconómico que en aquellos llamados en vías de desarrollo?

Dr. Fernando Wyss Quintana: En principio diríamos que sí, es algo que hemos aprendido basados en estudios científicos epidemiológicos a nivel mundial. Sin embargo si hablamos del pronóstico de nuestros pacientes cuando sufren un cuadro cardiovascular, en los países de bajos ingresos nos castiga un poco más. Los habitantes de las zonas rurales tienen más eventos fatales que los que viven en las grandes ciudades. Hay causas convergentes para que esta situación se presente: el acceso al tratamiento farmacológico es deficiente y la cobertura del seguro social no sobrepasa el 20% en algunos lugares, sin ir más lejos en Guatemala sólo alcanza al 13%. Otro problema es el que sucede con nuestros niños que sufren desnutrición por estar alimentados a base de harinas con exceso en carbohidratos y en el futuro estarán más expuestos a la diabetes y la enfermedad cardiovascular. Los bajos salarios y la falta de acceso a los diferentes niveles de atención médica conspiran con las oportunidades de estas poblaciones más expuestas al riesgo cardiovascular. Es un tema que realmente nos preocupa y nos es difícil de revertir.

CB: En Guatemala ¿hay médicos rurales trabajando junto a estas poblaciones más vulnerables?

Dr. Fernando: En Centroamérica hay médicos que actúan en estas comunidades. El acceso al médico de familia es gratuito y alcanza prácticamente a toda la población, pero no tienen los recursos para tratarlos adecuadamente. Estos colegas están con la camisola puesta pero con las limitaciones que surgen de la falta de medios para desarrollar su profesión.

CB: ¿Cómo actúa la Sociedad Interamericana de Cardiología para mejorar la prevención cardiovascular en la población de nuestro continente?

Dr. Fernando: nuestra sociedad científica interactúa con la SIAC Comunidad. Participamos de las actividades relacionadas con el Día Mundial de la Hipertensión arterial, el Día Mundial del Corazón y de la Diabetes. Un ejemplo es República Dominicana donde se realiza una jornada médica por el Día Mundial del Corazón. En Paraguay, Uruguay y Ecuador ese día se realizaron caminatas y maratones tratando de proponer la modificación de hábitos más saludables, invitando a reducir el consumo de comida chatarra. Otra forma es el desarrollo de documentos donde expresamos nuestras recomendaciones sobre el manejo y los objetivos que debemos alcanzar en el tratamiento de factores de riesgo para evitar enfermar el corazón. Acabamos de escribir nuestro posicionamiento en cuanto al  manejo de hipertensión arterial para toda Latinoamérica al cual cualquier médico de hospital o en su consultorio puede consultar. También hay un grupo que está trabajando la problemática de la mujer con respecto a la enfermedad cardíaca. La idea es que estas propuestas lleguen también a los gobiernos y plantear prioridades en las políticas de salud.

CB: ¿A qué edad debemos empezar a actuar e informar sobre la prevención en nuestra comunidad?

Dr. Fernando: Este es un tema que nos estamos planteando en la Sociedad Interamericana de Cardiología. La respuesta, sin exagerar, es que debemos empezar a preocuparnos a partir de la gestación. La madre debe comer saludable, no fumar ni tomar alcohol durante el embarazo. También hay otro tema trascendente con respecto al aumento de la prevalencia de hipertensión arterial y obesidad en niños, así que debemos comenzar desde el jardín de infantes. Nuestros niños ya no juegan fútbol en la calle, sólo quieren estar mirando sus celulares, juegan juegos sentados frente a la pantalla y evitan hacer ejercicio. En México hubo un programa muy interesante donde un amigo médico les regaló cuerdas para saltar y el programa se llama “brinca por tu corazón” generando una reducción del peso de casi el 25%. Luego sus padres también empezaron a brincar la cuerdita. Esas son las cosas básicas que deberíamos hacer. Otra de nuestras propuestas es cambiar el contenido de las “cajitas felices” que venden ciertas empresas de alimentos procesados a nuestros niños. Es una propuesta muy interesante que intenta quitar las patatas fritas e incluir jugos naturales o frutas para reducir el número de carbohidratos de la cajita. Aquí en Guatemala una empresa local reemplazó su pollo frito  por pollo asado con ensalada verde. Estas modificaciones si se logran pueden enseñar a nuestros niños a comer más sano desde sus primeros años.

 

Es cierto que será difícil modificar la realidad de nuestros países en vías de desarrollo para un acceso homogéneo a la salud de toda la población, pero hay que trabajar para conseguirlo. Quizá la mejor estrategia es llegar con el mensaje de prevención para reducir la necesidad de alta tecnología o tratamientos inalcanzables. La Sociedad Interamericana de Cardiología está trabajando en este sentido y nos recomienda a través de su presidente cambiar los hábitos en nuestros niños desde sus primeros años de vida. Difundir esta propuesta es un mandato para los profesionales de la salud y una obligación para nuestros gobiernos.


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