NO al horror y la barbarie del modelo noruego

SALMONICULTURA EN TIERRA DEL FUEGO

El proyecto de producción salmonera que se encuentra impulsando el Gobierno fueguino, pretendiendo convencernos de que se trata de una excelente manera de cambiar la matriz productiva de Tierra del Fuego, se sustenta en la experiencia de Noruega, país al que se califica como modelo en esta actividad y al que nuestros funcionarios parecen adjudicarle una indiscutible trayectoria y comportamiento en modelos de sustentabilidad.
Sin embargo no todo lo que brilla es oro. Lo cierto es que el actual modelo de producción de salmones en esa nación, ha pasado por duros procesos. Incluso hoy es duramente cuestionado. Hay que admitir que es verdad que los costos ambientales se han logrado reducir notablemente, pero a partir de disponer de leyes que le imponen límites a la voracidad empresarial. Los noruegos no son tontos… después de todo, ¿a quién se le ocurriría malograr los recursos en los que se sustentan otras importantes actividades, como las del turismo, por ejemplo?. Ello le permite a los noruegos seguir disponiendo de paisajes inigualables por los que millones pagan mucho por conocer.
Pero ¿es Noruega un ejemplo en cuestiones ambientales?.
Seguramente lo es en algunos aspectos, basta con observar esos hermosos pueblos implantados sobre llamativos fiordos en los que se vé todo limpio, sin contaminación visual de publicidades, cables o basura. Incluso difícilmente hallemos los sectores turísticos plagados de jaulas y basura salmonera. Sin embargo en otros aspectos se halla en las antípodas, vamos a citar algunos ejemplos.
En no pocas ocasiones Noruega ha sido objeto de críticas por parte de ambientalistas de todo el mundo. A decir verdad, sus políticas y actitudes para con su fauna autóctona, parecen ser fruto de bárbaros.
Numerosos medios periodísticos, transcurriendo el año 2010, reflejaron la matanza de focas en manos de cazadores noruegos y canadienses. Un espectáculo poco grato de cientos de personas golpeando hasta la muerte a cachorros y adultos de focas y despellejándolos sobre el hielo. Los gobiernos de esos países autorizaron la matanza de 1.250.000 focas acusadas de ser las causantes del agotamiento de bancos de peces. Claro… según la “lógica” de estas naciones del primer mundo, el desequilibrio es generado por la fauna nativa, no por la sobrepesca.
Otro ejemplo del modelo ambiental noruego es el del lobo silvestre de esa región, que ha sido objeto de una insistente caza al considerárselo causante de las ocasionales matanzas de ovejas, al punto de colocarlo al borde del exterminio. Es más… no hace mucho tiempo el Gobierno noruego ha autorizado la caza de las dos terceras partes de los sobrevivientes a pedido de los ganaderos. Seguro el amigo lector se preguntará ¿de cuántos lobos se trata?. Bueno, se estima que hay 68 ejemplares de lobos, por lo que se ha autorizado a matar a 47 de ellos.
“Matar al 70% de la población de lobos parece no importarle a una nación que quiere convertirse en la campeona mundial de las causas medioambientales”, comenta al diario británico Nina Jensen, responsable de WWF en Noruega.
Y estas son apenas algunas muestras que debería motivar al Gobierno fueguino a tener un poco más de cuidado a la hora de elegir modelos.
Me olvidaba: muchos noruegos, por lo menos los suficientes como para continuar con esta costumbre, sostienen que es una “práctica tradicional y herencia cultural”, cazar ballenas. Históricamente y hasta el presente, Noruega se caracteriza por hacer caso omiso de las regulaciones internacionales y los convenios asumidos para la caza de ballenas. Mientras en el año 2010 cazaban casi 700 ejemplares por año, el Gobierno ha autorizado la captura de 1.300 ballenas para el presente año, desoyendo nuevamente a la Comisión Ballenera Internacional. Si se tiene en cuenta que sus habitantes utilizan cada vez más productos derivados de estos cetáceos, nada parece indicar que pueda mejorar esta situación.
Y no es menor cómo lo hacen. Los barcos noruegos persiguen a las ballenas antes de arponearlas, hasta cansarlas. Luego les arrojan arpones explosivos que les disparan al estómago. En ocasiones no mueren inmediatamente, por lo tanto las amarran a la embarcación y les tapan el orificio por donde respiran. No discriminan entre machos y hembras o hembras con madurez reproductiva.
Estimado lector… ¡este es el país que el Gobierno de Tierra del Fuego ha elegido para que nos ilustren y enseñen cómo lograr mejor producción de salmones en las aguas del Canal Beagle, protegiendo nuestra ecología!. ¿Nos quedaremos de brazos cruzados?.


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