“No sabemos lo que nos espera cuando Melella asuma como gobernador”

ENTREVISTADOS NUEVAMENTE DESPUES DE LAS ELECCIONES.

Dos de los tres trabajadores admitieron que “antes tuvimos vergüenza y ahora tenemos miedo porque la sociedad nos rechaza y se burla de nosotros”. Suasnabar confesó que trató de tirarse del puente.

La periodista Mariel Fitz Patrick de Infobae volvió a contactar a dos de los tres denunciantes de Gustavo Melella, quienes le ratificaron las situaciones de acoso y abuso sexual que vivieron, según publicó ayer la comunicadora en el medio para el que se desenvuelve. Sobre la realidad que viven en Río Grande, por estos días, Damián Rivas le confesó a Fitz Patrick que «nadie me da trabajo porque me reconocen como uno de los que denuncié al intendente. Cuando voy a comprar, se me ríen en la cara. Fue muy difícil para mí todo hasta ahora. No conseguí más trabajo en la construcción. No puedo ni llevar a mi hijo a ningún lado. Lo alcanzo al centro en el auto y no me puedo bajar, porque me señalan».
El hombre de 59 años de edad y oriundo de Formosa, fue el primero que denunció a Melella. Actualmente vive en una humilde casilla de dos ambientes, con su mujer y sus tres hijos en el barrio Miramar, en las afueras de Río Grande.
Rivas relató que decidió presentarse en la Justicia luego de haber sido acosado sexualmente por Melella cuando fue a verlo a su despacho en la Municipalidad para reclamarle cobrar un trabajo de construcción que había hecho para la intendencia. Asegura que lo rechazó y, desde entonces, por no acceder a su favores sexuales no pudo cobrar lo que le debían, ni volver a trabajar en una obra para el Municipio.
«En los medios de Río Grande, todos apoyan al intendente, y dicen que recibí dinero de la Gobernación para denunciarlo. Es mentira. Me persiguen y no pude volver a trabajar en la construcción, solo alguna changa. Vivo prácticamente escondido. Solo conseguí trabajar de sereno, de ocho de la noche a ocho de la mañana. Es terrible, se burlan de nosotros, en la cara y en las redes sociales. Dicen mentiras de mí en una radio de acá, sin conocerme. Nadie se imagina lo que pasamos todos estos meses”, se lamentó.
Otros dos obreros de la construcción, Alfredo Suasnabar y Mario Lovera, de origen humilde, mayores de 50 años, y llegados a Tierra del Fuego desde Tucumán y Formosa con la esperanza de conseguir empleo, también radicaron denuncias del mismo tenor ante la Justicia.
Primero se presentaron como testigos en una denuncia realizada por el abogado de Río Grande Francisco Giménez por irregularidades en el manejo de la obra pública desde la intendencia manejada por Melella. En ese marco, contaron las situaciones de abuso de las que habrían sido víctimas, en sus intentos por conseguir empleo en obras para el Municipio, y poder cobrar las tareas realizadas.
Sus testimonios derivaron en la apertura de un segundo expediente en el que Melella fue imputado por presunto abuso sexual coactivo.
Esta otra causa -también a cargo del juez Sahade- tuvo muy pocos avances en los nueves meses que lleva en trámite. El magistrado citó a las presuntas víctimas, pero ni una sola vez al denunciado.
Por su parte, Jerónimo Suasnabar le contó a Fitz Patrick: «Lo estoy pasando muy mal, en todo sentido, en lo anímico y económicamente. No se imagina lo que pasé. Dormí en el hospital, en la estación de servicio, en un auto viejo porque no tenía un peso para pagar un alquiler. La gente te señala como el que denunciaste al intendente.
Después de contar en la Justicia el abuso sexual al que -según cuenta sumido en la vergüenza- lo sometió Melella, debió dejar el cuarto que alquilaba, porque el dueño «no quería tener problemas».
«Cuando uno hace algo defendiendo su dignidad, nadie le quiere dar trabajo después. Pasé hambre, sin comer tres o cuatro días, con frío, sufrí mucho por esta causa, doña.
Al recibir el llamado de Infobae el lunes a la noche, estaba en el cuarto de la pensión donde vive solo, en el centro de Río Grande, muy lejos de su Tucumán natal. Pudo empezar a alquilar ese cuarto hace un tiempo, gracias al dinero que le prestó su abogado Giménez y Rivas, al que considera su amigo. Hace poco consiguió trabajar en una obra, por medio de un conocido de este último.
«La madre de mis hijos me mandó mensajes diciéndome que no tenía qué darle de comer a mi hijos (viven en Tucumán) y yo no podía conseguir trabajo después de la denuncia. En enero y febrero estuve muy deprimido y pensé en quitarme la vida. Una vez estaba decidido a tirarme del puente, pero vino Rivas y me sacó. Después me dio algo de dinero para alquilar y mandarle a mi mujer», relata. La psicóloga que lo visitó como perito de parte, constató el estado depresivo de Suasnabar y certificó que «corría riesgo de vida».
«Yo quiero que la Justicia avance, pero es lenta. Ahora que Melella va a ser el próximo gobernador no sé qué va a pasar con la causa. Muchos dijeron que nuestra denuncia fue política, pero no es así. Si hubiera sido como dijeron, no estaríamos peor como estamos, sin plata, y tendríamos trabajo», se lamenta Suasnabar con voz pausada.
Rivas, en tanto, no oculta el impacto que le produjo saber del triunfo de Melella en las elecciones del domingo: «Me cuesta entender cómo la gente igual -a pesar de las denuncias- lo apoyó. Y pese a la cantidad de plata que puso el Gobierno provincial en Río Grande para ganarle».
«Anoche (por el domingo) fue como si me hubieran dado una cachetada. Ahora que Melella ganó la elección, va a tener aún más poder. No sabemos lo que nos espera», sostiene con la voz casi quebrada, antes de pedir terminar la conversación.
Suasnabar no oculta su temor: «Si siendo intendente hizo cosas de estas tan feas, no sé que hará cuando sea gobernador. Melella va a tener mucho poder y va a estar cubierto. Nosotros no. Vi autos siguiéndome, las últimas veces, un Honda Fit gris. Yo hablé para que no le vuelva a pasar a otro hombre lo que yo tuve que vivir. No me quiero tirar atrás. Tuve vergüenza al hablar y ahora tengo miedo».


Edición:

Diario Prensa
Noticias de:  Ushuaia – Tolhuin – Río grande
y toda Tierra del Fuego.

https://www.diarioprensa.com.ar